Encuentro Con Jesus


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Unos dicen hoy en día que Jesús era un profeta, otros que fue un ángel creado por Dios, pero ¿Qué dice usted de Jesús? Sí, ha oído hablar de él, pero… ¿le conoce verdaderamente? ¿Sabe – sin ninguna duda – quién es Jesús? ¿Sabe lo que él vino a hacer? ¿Conoce lo que dijo?

Le habla Jaime Simán, invitándole a un caminar por las páginas de las Sagradas Escrituras, para descubrir qué dice Dios en la Biblia acerca de Jesús. No sólo tendrá la oportunidad de oír de él, pero si su corazón está abierto, podrá oír su voz, podrá aun conocerle personalmente, hoy.

‘EL Verbo Para Latinoamérica’, con la participación musical de los miembros del grupo de adoración ‘siervo’, le invita a “Un Encuentro con Jesús”.

Hace 2,000 años por los caminos de Galilea y Judea, en la tierra de Palestina caminaba el Hijo de Dios, su nombre es Jesús.

El profeta Isaías, 700 años antes que viniera Jesús al mundo, había escrito de él, diciendo: “la soberanía reposará sobre sus hombros, y se llamará Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6)

Qué hermoso sería conocer a alguien que sabe qué hacer en cada circunstancia, alguien que sabe qué nos conviene en cada momento, alguien que es llamado: ‘Admirable Consejero’. Pero no sólo es Jesús ‘Admirable Consejero’, el profeta lo llama también: ‘Dios Poderoso’.

Isaías dice claramente que quien visitaría a la humanidad perdida en pecado y confusión sería Dios mismo, el ‘Dios Poderoso’.

En algunos lugares se adora a Buda; en la India se adoran no sólo los ratones y las vacas, sino también miles de ídolos: tienen ojos pero no pueden ver, tienen oídos pero no oyen las oraciones de sus adoradores, tienen boca pero no pueden hablar y dar un consejo; son dioses falsos.

Hay muchos dioses falsos y sólo un Dios verdadero. El profeta inspirado por Dios escribió: “Así dice Jehová, el Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: “Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios. ¿Hay otro Dios fuera de mí, o hay otra Roca? No conozco ninguna” (Isaías 44:6-8).

El único Dios Verdadero vino al mundo. El apóstol Juan pudo verlo, oír sus palabras, seguirlo y conocerlo de cerca. Lleno de gozo y maravillado de la grandiosa oportunidad que tuvo escribió:

“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca del Verbo de Vida… la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la Vida Eterna…lo que hemos visto y oído, os proclamamos…” (I Juan 1:1-3).

Juan tuvo la oportunidad de comprobar personalmente, directamente, que Jesús no era un hombre cualquiera, mas “La Vida Eterna”, el mismo Dios encarnado. Así lo escribió, y sus palabras han sido preservadas milagrosamente por 2,000 años, para que todo el mundo sepa que Dios nos ama; y que no nos ha dejado solos, abandonados en la oscuridad; mas nos ha visitado y traído luz.

Cada Navidad por todo el mundo se celebra este evento histórico, que Dios vino al mundo. Desgraciadamente, aunque muchos celebran la Navidad, muy pocos conocen a Jesús. Sí, han oído hablar de él, pero no conocen sus palabras, no saben quién es él verdaderamente, ni qué vino a hacer.

Juan, siendo joven, conoció a Jesús y siguió sus pasos. En muchas ocasiones presenció sus milagros, y pudo ver y recibir el gran amor que Jesús tenía por él y por todo el mundo.

El discípulo amado pudo ver al Hijo de Dios aun cuando moría en la cruz por amor a nosotros. Ese sacrificio era una prueba suprema del amor de Dios, y Juan escribió para que nosotros lo conociéramos. “…de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)

Jesús es el unigénito de Dios, es decir el único Hijo de Dios que posee la misma naturaleza divina que tiene el Padre Celestial.

Así como el Padre es Dios, el Hijo es Dios; y Juan no tuvo ninguna duda o miedo de anunciarlo. De hecho, el apóstol empieza el evangelio aseverando tal verdad fundamental del cristianismo:

“En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios…y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”

La buena noticia es que Dios no vino en esa ocasión a juzgar al mundo, él no vino a castigarnos o para hacernos sufrir por nuestra rebeldía y maldad. Jesús vino para mostrarnos el camino y abrir la puerta al cielo, él vino para darnos vida eterna; de hecho Jesús mismo es El Camino, la Puerta al cielo, y la Vida Eterna.

Nuestros pecados nos condenan, pero el amor de Dios es tan grande que envió a su Hijo único a tomar un cuerpo como el nuestro, para morir en la cruz y pagar el castigo que nuestros pecados merecen, y así darnos paz. Por eso el profeta Isaías dijo que el que vendría sería llamado: ‘Príncipe de Paz’

¿Tienes paz en tu corazón?

“Muchos corren tras el dinero, pero con ello no pueden comprar paz.

Con dinero se puede comprar una cama muy cómoda…pero no un sueño tranquilo.

Con dinero se puede comprar medicina…pero no salud, Se puede comprar compañía … pero no amor verdadero. Con dinero puedes pagar vacaciones en un lugar muy pintoresco y tranquilo, pero por dentro estar muy atribulado e inquieto.

Jesús es el “Príncipe de Paz”.

¿Lo conoces? ¿Conoces su paz? El Hijo de Dios dijo: “La Paz os dejo mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27)

Si crees…Dios perdona tus pecados; lo hace por el sacrificio que hizo Jesús en la cruz ¿Crees tú? ¿Tienes fe? No hablo simplemente de creer que Dios existe, pues “hasta los demonios creen que Dios es uno y tiemblan”. La pregunta es: ¿Crees en Jesús y sus palabras, y estás dispuesto a venir a Él, poniendo y confiando tu vida en sus manos?

Muchos no rinden sus vidas a los pies de Jesús pues se dejan engañar por Satanás, quien nos quiere hacer creer que Dios es aburrido, que en él no hay alegría, ni la ‘pura vida’ que podemos hallar en el mundo. Pero Jesús dice: “El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10)

Jesús, no el mundo, ofrece “Pura Vida”: Vida abundante y eterna. ¿Tienes vida abundante?

Jesús dice: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el Buen Pastor; el Buen Pastor da su vida por las ovejas” (Juan 10:10-11)

No muchos sacrificarían sus vidas por nosotros, Jesús lo hizo hace dos mil años, como prueba de su amor; y ahora él vive, pues resucitó de la muerte.

Sí, Jesús resucitó de la muerte, ese es un hecho histórico. El les había dicho a sus discípulos que iba morir en la cruz, y que al tercer día iba a resucitar. Los apóstoles tuvieron la oportunidad de comprobar si lo que decía Jesús era verdad, si era un impostor o si en verdad era el Hijo de Dios.

Los evangelios nos dicen que cuando Jesús fue crucificado sus apóstoles huyeron temerosos. Pero al tercer día Jesús resucitó, y se les apareció. Ellos pudieron entonces ver que Jesús era el Hijo del Dios verdadero, con poder sobre Satanás, sobre el mundo y sobre la muerte.

Tomás, uno de los doce apóstoles, había dicho que no creería hasta que pudiera meter sus manos en el costado donde la lanza había penetrado, y tocar las manos donde los clavos habían atravesado a Jesús.

Las Escritura dicen que “Estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Acerca aquí tu dedo, y mira mis manos; extiende aquí tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío!

Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron” (Juan 20:26-29)

Amigo, Tomás adoró a Jesús como su Señor y su Dios.

Algunos enseñan que Jesús es un ángel creado por Dios. Ellos no entienden cómo Jesús puede ser Dios, y por eso rechazan lo que la Biblia dice. Pero amigo, Jesús es Dios encarnado, y por eso los apóstoles lo adoraron así como lo hizo el apóstol Tomás. El gran apóstol Pablo escribió:

“Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús,

el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres.

Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y para que toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para la gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:5-11)

Tal vez tú no entiendes como Jesús puede ser Dios, y como el Padre es Dios, y como el Espíritu Santo es Dios… si sólo hay un Dios Verdadero.

Bueno, hay muchas cosas que nuestras mentes no pueden entender. Pero no por eso las negamos. Tal vez tú has viajado por avión. No entiendes como una máquina tan pesada puede flotar en el aire, sin embargo los has visto volar, y aunque no entiendas cómo funciona no por eso niegas que existan los aviones o que puedan volar.

De la misma manera, sabemos que sólo hay un Dios verdadero, y sabemos que Jesús es Dios verdadero no un dios falso. Lo creemos por fe. Nuestras mentes no podrán entenderlo, pero lo podemos y debemos aceptar, pues la Biblia nos lo enseña. Dios es uno, en tres personas.

Sí, Dios es uno, y el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios. Un Dios en tres personas. Lo aceptamos por fe.

El que con arrogancia rechaza la palabra de Dios porque no la entiende, lo hace a costa de su propia alma. Lo que cada hombre necesita es tener una actitud humilde, reconociendo que nuestras mentes son limitadas y que Dios es superior a nuestras mentes.

En proverbios leemos: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento” (Proverbios 3:5).

¿En quién confías para tu salvación? ¿En tu propio entendimiento o en Dios y su Palabra?

Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). Isaías escribió: “Sécase la hierba, marchítase la flor, mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:8)

Si hoy dejas brillar la luz de Dios en tu corazón, como Tomás caerás postrado a los pies de Jesús y dirás: ¡Señor mío y Dios mío! Agradecido por la paz, el gozo y la vida abundante y eterna que te brinda.

Jesús dijo: “En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida”

Hoy mismo puedes recibir el reino de Dios, hoy mismo puedes recibir vida eterna, hoy mismo puedes pasar de muerte a vida. Jesús dijo: “En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán” (Juan 5:25).

No estás físicamente muerto pues oyes estas palabras, pero espiritualmente estás muerto, estás separado de Dios, bien lo sabes; o tal vez no estás seguro de que al morir irás al reino de Dios. Bueno, te tengo buenas noticias: si tú hoy recibes a Jesús, recibirás vida eterna y nadie te la podrá arrebatar.

Recibe hoy la palabra de Dios en tu corazón, pon tu confianza en él y pídele perdón por haberte descarriado del camino recto.

El arrepentimiento es muy necesario, es necesario que decidas en tu corazón abandonar el pecado, reconociendo que te lleva a condenación eterna.

Jesús predicó el mensaje de arrepentimiento, sin arrepentimiento no hay perdón.

En el evangelio de San Marcos leemos que cuando Juan (Bautista) había sido encarcelado “Jesús vino a Galilea proclamando el evangelio de Dios y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado, arrepentíos y creed en el evangelio” (Marcos 1:14-15)

Tal vez tú dices ’hoy es muy pronto, déjame considerarlo…mejor mañana’. ¿Mañana? Déjame leerte unas palabras sobre “mañana”, reflexiona en ellas:

¡Mañana!
 
Mientras unos viven preocupados por ‘mañana’,
sin vivir ‘hoy’
otros dejan para ‘mañana’
lo que deben hacer ‘hoy
 
El hombre a Dios le dice
“¡Mañana! mis maneras cambiaré
Sí, la senda de pecado dejaré.
Mientras tanto ¡mi camino bendice!”
 
¿Mañana?

No sabes como será tu vida ¡Mañana!
Eres como vapor que por poco tiempo aparece
Y luego en un momento se desvanece
 
¡Mañana! Dijo el Faraón
Pero su corazón se endureció
Sí, el Mañana llegó
y con él…la destrucción
 
No digas ¡Mañana! dejaré malicia y vicio
¡Hoy! es el tiempo propicio
 
¿Acaso el mundo te enmaraña
como presa en tela de araña?
Amigo, ¿Qué esperas?
Huye mientras puedas
 
Escapa de eterna condenación
Hoy es el día de tu salvación

Dios te invita a venir a los pies de Jesús, hoy. El no te rechazará, tal como dice en el evangelio de San Juan : “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí de ningún modo lo echaré fuera” (Juan 6:37)

Amigo, el Pastor ha venido a buscar a sus ovejas. Jesús dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:27-28)

¿Oyes la voz del Buen Pastor buscando a su ovejita lastimada, confundida y perdida? Esa oveja eres tú, y ha venido a buscarte. Ven a él.

Tal vez tú dices “soy muy malo, no hay remedio para mí”. Sí, tienes razón, somos muy malos, pero “hay remedio para mí, y para ti” Ese remedio es la sangre de Jesús que nos limpia de todo pecado.

Sí amigo, hay poder en la sangre de Cristo, poder para borrar todos tus pecados. Y su Espíritu Santo tiene poder para moldearte y hacerte una persona nueva.

Recibe a Jesús en este momento. Ora conmigo de corazón repitiendo las palabras siguientes. No son una fórmula mágica, mas representan la condición de un corazón que Jesús acepta para entrar en él. Jesús entonces entrará a tu vida, derramando su amor divino y dándote vida eterna.

Repite ahora estas palabras, hablándole a Dios:

“Dios mío, te ruego perdón por mis pecados.

Gracias por haber enviado a tu Hijo a morir por mí en la cruz. Yo confío en la obra salvadora de Jesús.

Creo que su sangre es preciosa y poderosa para limpiar el corazón de cualquier pecador.

Hoy recibo a Jesús, quien vive pues resucitó de la muerte y así lo creo por fe.

Hoy te recibo Señor Jesús como Señor de mi vida.

Pongo mi fe en ti, no en mí, ni en mis obras, sino en la obra redentora que hiciste por mí en el Calvario.

Dame tu Santo Espíritu para que me guíe por el camino, y dame hambre y entendimiento de tu Palabra para poder escuchar y conocer y seguir tu voz.” Gracias Señor. Amén.

Amigo, si has hecho esta oración de corazón… Felicidades, tienes vida eterna de acuerdo a la Palabra de Dios, de acuerdo a las promesa de Dios, quien nunca miente. Los ángeles se regocijan en el cielo. Y nosotros desde ahora nos unimos a ti para darle gracias a Dios.

Hoy tienes vida nueva, y como un nuevo bebé, recién nacido en la familia de Dios, necesitas el amor de la familia; y el alimento que te nutra, el alimento de la Palabra de Dios.

Te invito a que busques una iglesia a donde enseñen la palabra no adulterada, la palabra pura de Dios.

Lee la palabra de Dios, la Biblia, todos los días; para así recibir ese alimento espiritual que tu alma necesita. Lee la Palabra de Dios para conocerle a él y su voluntad, para recibir luz, ánimo, y aun corrección.

Busca amigos que aman a Dios y le siguen en Espíritu y Verdad. Platica con Dios en todo momento, en momentos de alegría así como en momentos difíciles. Habla con el Padre Celestial directamente, acuérdate que ahora eres hijo de Dios, y él te escucha gracias a Jesucristo.

Con corazón agradecido recuerda siempre lo que el Hijo de Dios ha hecho por nosotros. No olvides que Jesús murió públicamente como un criminal en la cruz por ti. Y así como él soportó el desprecio de morir como un criminal, y no se avergüenza de llamarte su hijo, su hija; no te avergüences de él ni de su Palabra.

Comparte con otros lo que Jesús ha hecho por ti, y tu decisión de seguirle. Ese es un gran privilegio que tenemos los cristianos, el de llevar la luz de Jesús al mundo, y el de sufrir por su nombre.

Para ese propósito Dios ha enviado al Espíritu Santo, para ayudarte. Sí, Dios le da el Espíritu Santo a todo el que recibe a Jesucristo en su vida, para así guiarnos, corregirnos, animarnos, fortalecernos, darnos valentía y consolarnos.

Como hijo de la luz camina ahora – no en la oscuridad – sino en la luz de Dios. Y no te desanimes si vienen tropiezos en tu caminar, recuerda ‘no somos perfectos’ sólo somos pecadores arrepentidos y perdonados.

Dios, quien es fiel y no ignora nuestra condición inútil para caminar en rectitud, te irá transformando a la imagen gloriosa de su Hijo Jesús. Sólo debes dejar que Él haga la obra. Permanece en Él, en su Palabra… en sus manos; déjate moldear como el barro en las manos del alfarero.

Amigo, nunca olvides que recibiste tu salvación por fe no por obras. Las obras son el fruto de la fe, y vendrán en la medida que tú escuches y obedezcas la voz de Dios. Pero tu salvación es un regalo de Dios. Tal como escribió Pablo a la iglesia en Efeso: “… por gracia habéis sido salvados, por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”

Los cristianos aunque tenemos un nuevo corazón y buscamos seguir a Dios, estamos en un mundo influenciado por el pecado, donde pasamos tentaciones y tribulaciones. Cuando falles todo lo que necesitas hacer es reconocer tu falta y pedirle perdón a Dios, con corazón arrepentido. Recuerda, en el sacrificio de Jesús en la cruz hay poder. Su sangre, por fe, nos limpia de toda injusticia.

Y ahora una consideración final…Todo cristiano es llamado a ser testigo de Jesucristo en el mundo. En el libro de Hechos de los Apóstoles, en el Nuevo Testamento leemos que antes que Jesús subiera al cielo les dijo a sus discípulos:

“Recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, hasta los confines de la tierra” (Hechos 1:8)

Si te das cuenta, Jesús dijo que seríamos Sus testigos, sí, testigos de Jesús.

Hoy en día hay muchos testigos, pero no todos son testigos de Jesús. Algunos piensan que Jesús no es Dios, sino un ángel creado por Dios; ellos sin embargo creen ser testigos de Dios, se creen testigos de Jehová.

Sí, Jehová es el nombre con que Dios se reveló al pueblo de Israel en el Antiguo Testamento. Pero lo importante que debes conocer, y saber con certeza, es que en el Nuevo Testamento Dios se ha revelado en la persona de Jesucristo.

Pablo, hablando de Jesucristo nos revela que “Él es la imagen del Dios invisible” y que existe antes de todas las cosas. En el libro de Hebreos leemos que los ángeles adoran a Jesús.

Sí, el Nombre de Jesús es un nombre grandioso y poderoso, de hecho “En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvo”. (Hechos 4:12)

¿Sabías qué el nombre ‘Jesús’ significa Jehová es salvación’?

En el Antiguo Testamento encontramos el nombre Jehová, en el Nuevo Testamento, ese mismo nombre lo hallamos escondido en el nombre de Jesús. Isaías escribió: “En verdad, tú eres un Dios que te ocultas, oh Dios de Israel, Salvador” (Isaías 45:15).

Amigo Dios se oculta en la humanidad de Jesús, pero si abres los ojos a la voz de Dios y no a lo que los hombres puedan creer, entonces con gratitud adorarás a Jesús, reconociendo que el Hijo de Dios, siendo igual a Dios se hizo hombre para que pudiéramos verle, y palparle; y ahora le podemos conocer por medio de su Palabra y su Santo Espíritu que habita en cada cristiano.

Por ese mismo Espíritu Santo, podemos ser ‘Testigos de Jesucristo’. Gloria a Dios.

© 1999 Jaime Simán. Edición revisada © 2000 Jaime Simán.

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